El imperio de las calificaciones en la educación formal
Desde
pequeños tenemos una visión de la educación muy ligada a la calificación, fácil
saberlo si recordamos cuando alguna vez
jugamos al profesor y el acto que claramente distinguía en esta actividad
era la de poner notas. Y la confusión entre evaluación y calificación, no deja
de estar latente, pero no nos centraremos en ello, si no de la importancia que
la sociedad y la educación le designan al término de “calificar”.
Frente al
ámbito de aprendizaje, es inevitable que tanto un padre como un alumno quiera
saber cómo van sus notas, o que un profesor necesite conocer el progreso de su
curso, también el sistema educacional solicita esta información. Y es aquí
donde la calificación nos ayuda a responder. Las calificaciones son un
componente de juicio importante en cuanto a la conciencia que se espera tener
del progreso del proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Aun así para
mí, el tema de las calificaciones, de cierta forma ha ido tergiversado el real
significado de aprender y no se limita solo a lo que representa. Hoy las
calificaciones para la mayoría de las personas, tienen mayor o igual
importancia que el hecho de adquirir conocimientos, el estudiar ya no es para
aprender sino que principalmente para rendir bien en una prueba, o el
esforzarse en hacer un trabajo ciertamente va de la mano porque aquel será
calificado. No indicando precisamente nuestra inteligencia o
educación.
Esto se
debe a que en determinadas situaciones son de las calificaciones de las
que dependemos para aprobar o no un curso, ya que están pasan a representar por
medio de resultados numéricos, la efectividad de nuestro trabajo. También, para
en el alumno, su familia y la sociedad, las calificaciones tienen importantes
consecuencias psicológicas y sociales, ya que, de la mano de estas van la
autoestima del alumno, las decisiones de los padres sobre sus hijos, el optar
por estudios futuros, etc. Entonces la calificación ya no solo expresa
resultados académicos, ni tampoco queda determinada solo al ámbito de las prácticas
de evaluación del profesor, sino que trascienden en la vida de las personas.
Valorar de esta manera la
calificación, me hace pensar entonces, que al momento de educar debemos buscar
un enfoque integrador, donde se tome conciencia de la importancia de la
calificación, sabiendo ya, que esta es mucho más amplia y compleja que poner
notas, pero aun así situándola en el lugar que le corresponde sin minimizarla
ni desvincularla, la calificación es un componente esencial en la educación,
pero no es lo primordial. Preocuparnos mayormente del primer y real significado
del aprender y educarse, es lo principal que debemos hacer.
Para esto entonces ,debemos
tener presente que cada persona es única, y que posee capacidades propias, creándose
así, la necesidad de incitar a los alumnos a que las aprovechen, haciéndoles
ver que es por su propio bien, que con ello serán mejores personas, seres
integrales; pero nunca poniendo acento a los resultados académicos. La
educación permanece durante toda la vida, eduquemos entonces para ello.
De acuerdo a lo pedido por el profesor, tu blog cumple con lo pedido, respecto a la puntuación, redacción, los caracteres, un buen formato (el cual considero interesante al instalar la hora dentro de él), entre otros....
ResponderEliminarademas escogiste un tema bastante interesante y concuerdo con tu punto de vista, las calificaciones hoy en día se han tergiversado mucho y ya no representan el aprendizaje de los niños/as.
hay una frase dentro del texto la cual tiene una difícil comprensión, te aconsejaría que la revisaras, la frase es la siguiente:
"También, para en el alumno, su familia y la sociedad, las calificaciones tienen importantes consecuencias psicológicas y sociales,"